¿Cómo superar el duelo? Fases, tratamientos y tipos

«Hallamos un lugar para lo que perdemos. Aunque sabemos que después de la pérdida la fase aguda del DUELO, se calmará, también sabemos que seguiremos inconsolables y que nunca habrá nada que la sustituya. Sea lo que sea lo que llene el vació y aunque lo llene por completo, siempre será otra cosa» (Freud, 1961) A lo largo de la vida todos, más tarde o más temprano, pasamos por un proceso emocional doloroso y difícil: el proceso de duelo. El camino del duelo siempre es un camino complicado de recorrer. Algo que nunca se nos dice en el transcurso de nuestra educación y que vamos aprendiendo a lo largo de la vida es que podemos perder todo excepto aquello que ya hemos vivido. ¿Qué es el duelo? La palabra duelo proviene del latin dolus, dolor, y es la respuesta a una pérdida (no solo me refiero al fallecimiento, sino también a las pérdidas de salud, trabajo, cambio de ciclo, cambio de país/ciudad…) o a una separación. Se trata de una respuesta normal y natural. Es un proceso único y personal. Elaborarlo significa ponerte en contacto con el vacío que te ha dejado la pérdida y soportar el dolor y la frustración que esto comporta. Es un proceso donde debes adaptarte a través de tus emociones, acciones y experiencia (las cosas que sabes) a una nueva manera de vivir. Cuando estás pasando por un proceso de duelo te afecta: La dimensión cognitiva: el pensamiento (dificultades de concentración, fallos en la memoria…) La dimensión emotiva: el estado emocional como tristeza, enfado, culpa, miedo,incredulidad…) La dimensión física : el organismo ( ansiedad, cansancio, insomnio, pérdida de apetito…) La dimensión social: al estado relacional (aislamiento, te molesta que el resto de conocidos sigan con sus quehaceres, ya que para ti, tu vida se ha detenido) La dimensión espiritual/valores: la visión que tienes de la vida ( puedes presentar cambio de valores, crisis de fe, de prioridades…) La dimensión conductual: El comportamiento (mucha o poca actividad, hábitos nocivos (abuso de alcohol, tabaco, drogas…) Todo el malestar que presentas es totalmente normal. Para poder liberarte del dolor necesitas atravesarlo, transitarlo. No hay fórmulas mágicas,ni recetas milagrosas. Ojalá, nadie puede atravesarlo por ti, pero sí pueden estar a tu lado, ya que no olvides que el afecto de los que están a tu lado es el mejor de los bálsamos. Las emociones que aparecen en un duelo( rabia, tristeza, impotencia, culpa…) se colocan en el cuerpo y se acumulan dañinamente si no consigues darles expresión y salida. Muchas personas para no afrontar el dolor emocional que surge en una pérdida simulan ser fuertes, que no pasa nada y el tiempo transcurre, el dolor que no soltamos aparece en forma de dolores corporales; dolor de cabeza, cansancio, dolor de espalda… Vivir de forma acelerada, sin darte un espacio para ti y tu pérdida, es una expresión de esas ganas de huir que se apoderan de ti ante el miedo a sentir el dolor. Vas ocupando todo el tiempo con la esperanza de cubrir el vacío que sientes pero sin conseguirlo. El duelo no es una enfermedad, pero sí constituye un importante riesgo para la salud, ya que si un duelo queda incompleto en los años siguientes se toma su revancha con malestares corporales y emocionales. Por eso es muy importante llegar a comprender lo que sientes. Lo más importante cuando elaboras un duelo es darte libertad para sentir, reconocer las propias necesidades que vayas teniendo y respetarlas pudiendo compartir las emociones que vamos sintiendo sin avergonzarnos. Fases del duelo Se ha hablado siempre de que cuando pasamos por un proceso de duelo pasamos por unas fases, a mí me gusta más decir que es una linea de evolución para llegar a una transformación final. No es una linea recta que debas seguir, puedes volver atrás (fases anteriores), ir saltando entre estas, incluso sin sufrir alguna de ellas o viviendo alguna dos o más veces con diferentes tiempos para superar cada una. Es un camino donde vas creciendo y transformándote, generando aprendizajes. Estas fases o etapas en el camino de transformación son: Shock/negación Puede durar unas horas hasta un tiempo ilimitado. Nuestro cerebro niega lo ocurrido para evitarnos sentir el dolor. Se le debe dejar el espacio que merece. Enfado/ira/rabia Actúa como una máscara de la tristeza, del dolor. El enfado/rabia pueden dispararse libremente en momentos que aparentemente no tienen nada que ver con el duelo. Estás a la que saltas. Suele situarse en las extremidades, en las manos, la mandíbula… necesitas gritar, golpear, patalear. La rabia nos aleja de la tristeza. Culpa el ser humano tiene una tendencia a buscar culpables a las distintas desgracias. La culpa se traduce en pesadillas nocturnas, arrebatos de dolor. sueles hacer te autorreproches, al exterior o hacia personas cercanas. A veces sueles confundir la culpa con la impotencia o frustración. Dolor/tristeza Es cuando te das cuenta que tu vida ya no va a ser la misma. El dolor aparece como opresión en el pecho, nudo en la garganta y necesitas llorar, suspirar y hablar sobre esta tristeza. Cuando una emoción sete presenta, es porque tiene algo que decirte, cuando intentas ignorar el dolor que sientes se intensificará más y vivirás enfadándote por todo. Es importante diferenciar entre dolor y sufrimiento ya que no es lo mismo. El dolor es echar mucho de menos, te ubica en el presente, no la puedes evitar, es la cara más triste del amor. El sufrimiento es una experiencia emocional que se suele ubicar en el pasado o en el futuro, se antepone a cosas que pueden pasar o das vueltas a cosas que podían haber sido de otra manera. Vamos del pasado al futuro o viceversa. Se alimenta de pensamientos. El dolor y la tristeza son temporales, aunque al principio del proceso de duelo la tristeza esté presente casi todos los días, con el tiempo es más puntual y menos intensa. No hay tiempos estipulados, pero si esta emoción se enquista y se alarga en el tiempo es signo de alarma de que estas cayendo en una depresión (Bucle de
Duelo anticipado: Qué es, causas y cómo gestionarlo

Vivimos en una sociedad que niega la muerte y rechaza el duelo. La experiencia del duelo por el fallecimiento de alguien a quien queremos es una de las experiencias más difíciles y dolorosas a las que el ser humano puede enfrentarse. Cuando tomamos consciencia de que una enfermedad que puede acabar en fallecimiento nos puede suceder a nosotros o a nuestros seres queridos, nos enfrentamos a nuestras propias limitaciones y miedos, generando en algunos casos decepción por pensar que este mundo no es el que esperábamos, truncándose nuestras metas, proyectos, planes… cuestionándonos nuestra realidad y confrontándola, empezando lo que se conoce como duelo anticipado. Qué es el duelo anticipado Es un proceso que pueden experimentar el enfermo y sus familiares cuando se les comunica el diagnóstico de una enfermedad incurable, tiempo en el cual la familia y la persona enferma experimentarán diversas emociones y sentimientos que los preparan emocional y racionalmente para la inevitable muerte. El duelo anticipado se podría considerar un doble duelo, el duelo que haces cuando diagnostican la enfermedad a tu familiar y el duelo cuando este nos deja.El deterioro progresivo de tu familiar va haciendo posible que te vayas adaptando de manera paulatina a la idea de su perdida y a programar el tiempo hasta que la muerte sea inevitable. Ofrece asimismo la oportunidad de compartir sentimientos, pensamientos… y de prepararse para la despedida. Este tipo de duelo puede ocurrir en meses o años antes de que la persona parta. Es importante recordar que este duelo es distinto del que se experimenta una vez fallezca.La ira y la negación en algunas personas son las que están más presentes, impidiendo una aceptación adecuada del proceso. No todo el mundo realiza un duelo anticipado ni lo hace de la misma manera.Evidentemente, hay un duelo por la pérdida que va a llegar, pero no hay que adelantar el sufrimiento de la ausencia. Tenemos que aprovechar el máximo tiempo con nuestro ser querido mientras se pueda. Ahora hay un tiempo que vivir, el tiempo presente, momentos para hablar, confiar, perdonar, reconciliarse y compartir.¿Cuándo se da el duelo anticipado? Se da en enfermedades de larga duración como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), enfermedades neurodegenerativas, enfermedades terminales… voy a centrarme en: Familiares de enfermos de Alzheimer (EA) El duelo anticipado en familiares de personas con Alzheimer u otro tipo de demencia es complicado. Cuando una persona querida sufre de EA son muchos los cambios y las adaptaciones que se tienen que hacer.La EA conlleva muchas perdidas en la propia enfermedad (se olvidan del día en el que están, lo que tienen que ponerse de ropa y como deben vestirse, no controlan el dinero, no tienen independencia, se les olvida como cocinar, como realizar algunas tareas de casa, se les olvida quienes son sus familiares… y cada una de estas conlleva una perdida para la familia). Es una muerte en cámara lenta. Poco a poco van perdiendo su personalidad. Es muy difícil despedirse de alguien a quien quieres tanto, ya que en la EA la mayoría de las veces su físico permanece bien mientras su mente va perdiendo lentamente. Cuesta aceptar que esa persona una vez la diagnostican de EA ya no volverá a ser esa persona que tú conocías. Aceptar es reconocer la enfermedad e ir adaptándonos a lo que nos va trayendo. Escucharnos, no buscar culpables, dejar de preguntarnos, ¿por qué a mí?, ¿por qué ahora?… y la realidad del diagnóstico no va a cambiar por mucho que no queramos o nos lo neguemos. Las emociones que nos van surgiendo en todo este proceso debemos dejarlas sentir y reconocerlas, la rabia, la ira, el llanto, la frustración, la impotencia, la tristeza… harán que vayamos adaptándonos mejor al proceso y que no se queden enquistadas en nuestro cuerpo. Superar el fallecimiento una vez nos dejan puede ser difícil, ya que hay personas que pueden sentirse mal porque su sentimiento es de alivio y esto les comporta culpabilidad, remordimiento y lástima. El cáncer Cuando hablamos del diagnóstico del cáncer no estamos hablando de una enfermedad que afecte solo a la persona que la padece, sino que estamos hablando de una enfermedad familiar. En el enfermo diagnosticado de un cáncer irreversible. Cuando a una persona se le diagnostica un cáncer irreversible, debe realizar su propio duelo, debe ser consciente y aceptar que en el tiempo que le quede debe resolver todos los asuntos pendientes que tenga, pasar por las diferentes fases y emociones hasta llegar a la aceptación de su final. Esperando con calma y serenidad este momento, habiéndose despedido, compartido y vivido estos últimos momentos de la manera que él haya decidido. Es muy fácil expresarlo, pero muy difícil llegar a realizarlo, ya que cuesta mucho aceptar que tu momento está cerca y soltarlo todo, desapegarse. Resistirse a lo que está por venir no te llevará a buen puerto. Cuando dejes de luchar y aceptes lo que te va pasando, las emociones irán surgiendo. Compartir como te sientes, facilitarte un espacio de libre expresión emocional con alguien de confianza o con un terapeuta que pueda darte ese soporte emocional es muy necesario para poder hablar, expresar los sentimientos de impotencia, incertidumbre, perdida de control (ya que no puedo controlar nada de lo que me pasa a nivel enfermedad)… No es lo mismo aceptar que resignarse. Es importante aprender aceptar lo que no depende de nosotros, no podemos controlarlo ni podemos evitarlo, lo único que podemos hacer es elegir nuestra actitud interna ante lo inevitable. La resignación, en cambio, es conformarse con lo que nos suceda, dando por hecho una derrota a algo insalvable. Familiares de un enfermo diagnosticado de un cáncer terminal. Cuando se le dice a la familia el diagnóstico de su familiar en ese momento surge una parada, un shock, las agujas del reloj se detienen y no saben qué hacer. Van transcurriendo los días y va apareciendo el dolor, incertidumbre, silencio, rabia, impotencia y sobre todo el miedo a lo que vendrá. Es imprescindible vivir en todas las emociones, intentar cerrar los asuntos pendientes. Debemos de pensar que tenemos poco tiempo para hacer muchas cosas, pero debemos intentar no vivir paralizados hasta que llegue el final porque luego podemos culpabilizarnos o arrepentirnos de lo que no dijimos o hicimos.
El duelo de los niños o duelo infantil

La muerte forma parte de la vida, está presente desde que nacemos y genera situaciones tan contradictorias como que no llevemos a nuestros hijos ni al tanatorio ni al cementerio por si se traumatizan y sufren. Queremos protegerlos de eso, pero los disfrazamos de muertos el día de Halloween. Este exceso de protección es un factor de riesgo para la construcción emocional de los niños, no debemos subestimarlos. Proteger del sufrimiento, significa proteger de la vida. Ellos se dan cuenta de todo lo que les rodea, y si perciben algo extraño y nadie les informa de lo que sucede, recurren a su propia fantasía e interpretación, aumentando así sus miedos, angustias y confusiones. Los niños no nacen con miedo a la muerte, somos los adultos los que, ocultando la muerte y la enfermedad durante su educación, creamos el tabú. Que se preguntan los niños sobre la muerte De niños nos preguntamos ¿de dónde venimos? y ¿adónde vamos?. Las preguntas de los niños suelen ser claras y concretas, en cambio, las respuestas de los adultos suelen ser confusas y evasivas. Debemos ser conscientes de que la dificultad para comunicar la muerte a los niños tiene que ver más con las resistencias del adulto a naturalizar la perdida. Solemos evitar sin querer que los menores pasen por ese dolor que incluso a nosotros nos cuesta gestionar. Una muerte temprana de alguien cercano (padre, madre, hermano, abuelo…) ya sea físicamente o en forma de abandono, puede desconcertar al niño, al tratarse de un cambio muy repentino en su vida. Supone aceptar que esa persona que estaba contigo todos los días no va a volver. Si el niño tiene capacidad para hacer la pregunta, tiene capacidad para escuchar la respuesta. Cuando estos se hacen preguntas y no les ayudamos a resolverlas, su mente suele construir respuestas más angustiosas. No hay nada peor para su mente que la curiosidad resuelta con evasión e incertidumbre. Por tanto, debemos contestar sus preguntas de forma clara, concisa y con tranquilidad, dando espacio y expresión a sus emociones, dudas y sentimientos. Haciendo saber que tiene la libertad de expresarse y que es normal, que no entienda lo que ocurre. Aspectos a tener en cuenta para ayudar a un niño a enfrentar la muerte Las reacciones que observen a su alrededor también determinarán enormemente su manera de manifestarse respecto a esto. No todos los niños pasan el duelo por igual. Es importante: El sufrimiento necesita ser canalizado. Cuando no lo hacemos se les manifestará en forma de signos y síntomas físicos (sobre todo problemas en su conducta: inquietud, nerviosismo, falta de atención, mal comportamiento en el colegio, en casa, llamadas de atención, insomnio, ansiedad, problemas en la alimentación…) Tenemos que intentar: El niño deber ser capaz de afrontar y aceptar, expresando, lo que va sintiendo, en el caso de que haya un resurgimiento de esas emociones dolorosas, ya que se encuentra en una montaña rusa emocional. ¿Cómo comunicarle la muerte a los niños? Un niño lo único que necesita es poder expresar sus emociones, temores, miedos e inquietudes y un adulto capaz de escucharlo y saber explicar con palabras simples y sensibles que es lo que ocurre, sin mentirle. Se recomienda que sea la persona más cercana al niño quien le comunique la noticia. No pasa nada si esta llora, es completamente normal, pero siempre mostrando un autocontrol para darle seguridad al menor. Si esta persona se encuentra muy afectada, deberá ser otra persona cercana y de confianza del niño. El momento de dar esta noticia no es fácil, sin embargo, algunas pautas para comunicárselo serían: Es importante que sean informadas todas aquellas personas con las que el menor pasa tiempo; maestros, profesores de clases extraescolares, si las hacen, miembros de la familia… Reacciones del duelo en niños Las reacciones emotivas del niño ante la muerte son parecidas a las de los adultos, aunque se expresan de formas diferentes. Sienten: -Sentimiento de culpa por haber causado la muerte. El niño puede pensar que la muerte tiene que ver com que “es malo” o ha tenido mal comportamiento y elaborar fantasías de muerte. Hay tres preguntas que se hace el menor (puede verbalizarlas o no) Una vez pasadas los primeros días del duelo debemos vigilar durante los 3/4 meses, si refiere pesadillas o problemas de sueño, si tiene cambios bruscos de actitud y conducta, dificultad para retomar sus rutinas o si presenta ansiedad o depresión. Los niños se comunican de distintas maneras que un adulto. Teniendo en cuenta la edad, los canales de expresión pueden ser: Las perdidas vividas en la infancia pueden dejar secuelas emotivas, sobre todo cuando se les ha privado de la realidad y la despedida. Les produce confusión sobre su significado y hace más complicado el modo de afrontar perdidas sucesivas. Según como elaboremos, tendremos serias consecuencias en nuestro desarrollo personal. Si quieres empezar tu proceso terapéutico de manera online, puedes contactar con nosotras por mensaje privado, estaremos encantadas de acompañarte